Sobre nosotros

Una historia de pasión y pureza

Origen familiar y amor por el caballo Pura Raza
Yeguada Borrego nace del sueño de Iván Borrego, cuya pasión por el caballo Pura Raza Español comenzó desde niño. En 2015, adquirió a Duque, su primer ejemplar, un imponente castaño que se convirtió en el símbolo del proyecto. La ilusión de criar caballos de un solo pelo -todos castaños- fue creciendo hasta convertirse en una auténtica vocación familiar. 
De Los Cerrajones a Finca Las Yeguas
El origen de la yeguada está ligado a la finca de sus padres, en Álora, donde pasó de tener un solo caballo a cuidar seis en apenas dos años. Con el tiempo, la familia adquirió la Finca Las Yeguas, un enclave que parecía hecho a medida: ya contaba con instalaciones para ganado equino y un entorno natural privilegiado. Curiosamente, el nombre coincidía con la afición del nuevo propietario, cerrando el círculo perfecto.
Un lugar con historia
La Finca Las Yeguas, ubicada en Zalea (Málaga), fue anteriormente propiedad del pintor estadounidense Gino Hollander, figura destacada del expresionismo abstracto. Hollander convirtió la finca en un museo viviente, repleto de obras, piezas arqueológicas y objetos tradicionales. Hoy, ese legado artístico y rural sigue vivo en cada rincón.
En Yeguada Borrego criamos exclusivamente caballos Pura Raza Español de capa castaña. Buscamos la excelencia morfológica y funcional, seleccionando cuidadosamente nuestros ejemplares para participar en los principales concursos nacionales. La perfección genética es nuestro objetivo, y el respeto por la tradición, nuestra guía.
Concursos y reconocimientos
Nuestros ejemplares han sido galardonados en diversos certámenes, como el caso de una de nuestras yeguas que fue Campeona de Campeonas en Villamartín (Sevilla). Participamos activamente en concursos morfológicas y de funcionalidad, donde se evalúan tanto la belleza como la capacidad atlética del caballo.
Filosofía de cría y selección
Hoy, Yeguada Borrego cuenta con más de 60 ejemplares, entre yeguas madre, potros y sementales. La afición se ha extendido a hijos, sobrinos y niños de la zona, que viven el día a día de la ganadería como parte de su formación y vínculo con el campo. El futuro se construye desde la base: con genética de calidad, instalaciones de primer nivel y un equipo humano comprometido.